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domingo, 9 de noviembre de 2014

NUNCA MAS PERONISMO (Parte 9na) “INFORME RESERVADO SOBRE LA SALUD DE PERON”


PRIMER ENCUENTRO PERON-COSSIO. En la década del 50, durante un congreso medico realizado en Buenos Aires, fueron presentados el presidente Juan Domingo Perón y el cardiólogo Pedro Cossio. Se hicieron buenos amigos. Cossio no era peronista y Perón lo sabía. Muchos años después, al volver Perón a la Argentina, Cossio se convirtió en uno de sus médicos de cabecera.

En los primeros días de 1974, el cardiólogo Pedro Cossio recibió un llamado telefónico en su consultorio de la calle Las Heras. Un periodista de GENTE quiera entrevistarlo. Cossio no se sorprendió. “Acepto –dijo-, siempre y cuando no toquemos para nada el tema de la salud de Perón. Soy su médico y por muchas razones que  Ud., entenderá no puedo hablar de ese tema”. Por supuesto, no se equivocaba. Perón había sufrido ya un colapso del que fue sacado a lo largo de una dramática noche –no había médico de guardia en Gaspar Campos y fue necesario acudir a un dentista que vivía en la misma cuadra-, y por lo tanto la entrevista pretendía aclarar las cosas. A pesar de todo el periodista acepto las reglas del juego. La nota hablaría de Pedro Cossio, el médico de Perón, pero eludiría el tema Perón.


El médico y el periodista estuvieron juntos todo un día Desbordaron los límites del reportaje. Cambiaron anécdotas y recuerdos. Intimaron. La noche siguiente volvieron a reunirse para que el fotógrafo pudiera hacer unas tomas de Cossio junto a su familia. Más tarde, entre café y café, el periodista le pidió un información “off the record” acerca de la salud de Perón. Cossio no se negó. No era peronista, lo que le permitía independencia de juicio, sentía afecto personal por Perón, y además estaba muy preocupado. A más de dos años de la charla, que obviamente no fue grabada, es difícil reconstruir las palabras exactas. Sin embargo el periodista recuerda lo más importante, lo medular.


Cossio en su consultorio, el día que hablo “off the record” sobre el plazo de vida de Perón.

Cossio confeso apenado que hacía ya mucho tiempo que visitaba a Perón como amigo y no como médico. En los últimos años, Perón había sufrido algunas crisis cardiacas y necesitaba llevar una vida tranquila. Activa, pero sin sobresaltos. La vida que llevaba en Madrid, por ejemplo. Al producirse su retorno a la Argentina, Cossio le advirtió que era muy peligroso para su salud asistir a ciertos actos públicos donde la presión de la multitud, los bombos, los clamores, lo excitaban y lo obligaban a gritar y a convulsionarse. Esas emociones, según Cossio, podían ser fatales para un corazón como el de Perón.

El medico recordó también que Perón era un enfermo obediente. “Pero la culpa no es de él –dijo amargado-, sino del grupo que lo rodea. Yo les he advertido acerca del peligro que significan los discursos, los bombos, toda esa avalancha emocional pero no me hacen caso. A veces él no tiene ganas de asistir a determinados actos, pero lo convencen, lo obligan. No hace mucho lo llevaron a visitar un portaaviones de la Armada. Para recorrerlo tuvo que bajar y subir varias veces y muchos metros por las escaleras de hierro. Ese esfuerzo pudo matarlo…”. Conto también que con frecuencia Perón soportaba planteos “estúpidos” que le hacían mucho mal. Por ejemplo, si hablaba 45 minutos con un grupo de empresarios y 30 con dirigentes de la CGT, no faltaba el grupo partidario que se molestaba por esa diferencia de un cuarto de hora. Por otra parte, siempre a juzgar por el testimonio de Cossio, era común que lo despertaran en mitad de la noche para que resolviera algún problema o tomara alguna decisión importante. “Es tremendo –dijo-. Lo hacen subir y bajar de un helicóptero. Lo llevan a alta mar y lo someten durante mas de dos horas a un viento de casi cien kilómetros. No pasa un día sin que le programen algo. Se está matando…”.

EL PACIENTE. Perón en Paraguay. Un grave riesgo para su salud.

Termino la charla y Cossio volvió a insistir en un punto: si las cosa seguían así, no podía responsabilizarse por la vida de Perón. El periodista, ya en la calle, le pregunto cuanto tiempo de vida le quedaba a Perón. Cossio pensativo dijo: “Si hace una vida tranquila, cinco o seis años, tal vez. Es difícil predecirlo . Pero si sigue haciendo la vida que ha llevado hasta hoy, Perón se muere en seis meses…”. El 21 de mayo, Perón viajo al Paraguay. Allá, bajo una lluvia torrencial que lo empapo (se pudo ver claramente por Tv), pronuncio un largo discurso y estuvo casi tres horas sometido al rigor del tiempo. Y el 1º de Julio, después de cuatro días de agonía, murió. Murió exactamente seis meses después de la charla entre Pedro Cossio y el periodista. El plazo que el medico anuncio esa noche de enero se había cumplido.


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