Habla Perón. En la plaza, banderas subversivas. El grupo terrorista Montoneros exige a Perón respuesta a sus cuestionamientos. Perón reacciona, los insulta, los echa de la plaza. Hay un gran desbande. El hombre que los alentó y que los felicito por carta acaba de expulsarlos. La violencia recrudecerá. Ha empezado la más honda crisis del peronismo. La subversión declara la guerra contra su propio líder.
El discurso
que desato la ira montonera
Fue un
discurso clave de Perón en el ocaso de su vida. Separó tajantemente el rol de
la resistencia peronista entre 1955 y 1973, centrada en las organizaciones
sindicales, de lo que él mismo había fomentado y llamado «formaciones
especiales». El peronismo y su viejo líder se reencontraron ese 1 de mayo de
1974 en la Plaza de Mayo para festejar el Día del Trabajo. Por un lado estaban
los sectores gremiales, como la Unión Obrera Metalúrgica. Del otro la «juventud
maravillosa», como la llamó en algún momento Perón, encarnada en Montoneros.
Estos coreaban sin cesar: «¿Qué pasa general que está lleno de gorilas el
gobierno popular?». Perón, que sabía que se estaba despidiendo de la vida,
avanzó en su discurso de barricada señalándolos: «Estos estúpidos que gritan».
Y agregó con sorna: «Hoy resulta que algunos imberbes pretenden tener más
méritos que los que lucharon durante veinte años». Hacía poco tiempo que el
secretario general de la CGT, el metalúrgico José Ignacio Rucci, había muerto
asesinado a balazos en la calle, en un atentado reivindicado por los
Montoneros. Y Perón avanzó esa tarde, acariciando el ego de la dirigencia
gremial: «Y han visto caer a sus dirigentes asesinados, sin que todavía haya
sonado el escarmiento». Una ovación sucedió a sus palabras, mientras parte de
la concurrencia comenzó a recular y a retirarse por Diagonal Norte. Eran los
montoneros, aludidos expresamente por el líder.
Después
de los insultos de Perón de la retirada de los Montoneros, un gran sector de la
plaza queda desierto. Ha empezado una nueva guerra entre peronistas. El país pagara
por ella un alto precio: transitar el camino del caos.
Montoneros. La agrupación que había pretendido ser la columna vertebral en la nueva etapa del movimiento peronista de los setenta, se vieron "traicionados" por su propio líder, al ser humillados el 1º de mayo de 1974, frente a la mirada de miles de personas que seguían desde sus casas, el tradicional festejo del día del trabajador.
Ese dia, el 1º de mayo de 1974, sin saber que iba a ser su ultimo festejo tradicional, el Gral. Juan D. Peron se dirigia a la gran masa trabajadora con este discurso...
“Compañeros:
Hace hoy veinte años que en este mismo balcón, y con un día luminoso como este,
hablé por última vez a los trabajadores argentinos. Fue entonces cuando les
recomendé que ajustasen sus organizaciones, porque venían tiempos difíciles. No
me equivoqué ni en la apreciación de los días que venían ni en la calidad de la
organización sindical, que se mantuvo a través de veinte años, pese a estos
estúpidos que gritan. Decía que a través de estos veinte años las
organizaciones sindicales se han mantenido inconmovibles, y hoy resulta que
algunos imberbes pretenden tener más méritos que los que lucharon durante
veinte años”.
“Por
eso compañeros, quiero que esta primera reunión del Día del Trabajador sea para
rendir homenaje a esas organizaciones y a esos dirigentes sabios y prudentes
que han mantenido su fuerza orgánica y han visto caer a sus dirigentes
asesinados, sin que todavía haya tronado el escarmiento. Compañeros, nos hemos
reunido nueve años en esta misma plaza, y en esta misma plaza hemos estado
todos de acuerdo en la lucha que hemos realizado por las reivindicaciones del
pueblo argentino. Ahora resulta que, después de veinte años, hay algunos que no
están conformes con todo lo que hemos hecho”.
“Compañeros,
anhelamos que nuestro movimiento sepa ponerse a tono con el momento que
vivimos. La clase trabajadora argentina, como columna vertebral de nuestro
movimiento, es la que ha de llevar adelante los estandartes de nuestra lucha.
Por eso, compañeros, esta reunión, en esta plaza, como en los buenos tiempos
debe afirmar la decisión absoluta de que en el futuro cada uno ocupe el lugar
que corresponde en la lucha que, si los malvados no cejan, hemos de hacer. Compañeros,
deseo que antes de terminar estas palabras lleven a toda la clase trabajadora
argentina el agradecimiento del gobierno por haber sostenido un pacto social
que será salvador para toda la República”.
“Compañeros,
tras ese agradecimiento y esa gratitud puedo asegurarles que los días venideros
serán para la reconstrucción nacional y la liberación de la nación y del pueblo
argentino. Repito, compañeros, que será para la reconstrucción del país y en
esa tarea está empeñado el gobierno a fondo. Será también para la liberación,
no solamente del colonialismo que viene azotando a la República a través de
tantos años, sino también de estos infiltrados que trabajan de adentro, y que
traidoramente son más peligrosos que los que trabajan desde afuera, sin contar que
la mayoría de ellos son mercenarios al servicio del dinero extranjero…”
No hay comentarios :
Publicar un comentario