En la novela de Balzac, la piel promete satisfacer cualquier deseo de su dueño, encogiéndose levemente con el cumplimiento de cada uno de ellos. Al igual que la piel, la vida de Raphaël de Valentin se va consumiendo poco a poco, hasta su muerte.
En 1831, el escritor y dramaturgo francés Honore de Balzac publico una novela acerca de la historia de un joven que recibe un pedazo de piel o cuero mágico (donde lleva escrita sobre ella una advertencia en árabe), que satisface cada uno de sus deseos. Sin embargo, por cada deseo concedido la piel se encoge y consume una porción de su energía vital, hasta que la muerte inexorablemente lo alcanza. Aunque la novela utiliza elementos fantásticos, “La Piel de Zapa” pone su enfoque principal en la representación realista de los excesos del materialismo burgués. En la novela, Balzac desarrolla tres escenarios que le dan sentido al mensaje final: "El talismán" que representa la piel, aparece en una tienda rara, llena de curiosidades de todo el mundo donde su dueño, un anciano comerciante, está dispuesto a dársela al protagonista, Raphaël de Valentín, pero lo insta a rechazar la oferta advirtiéndole sobre sus consecuencias. “La mujer sin corazón" donde se enamora de una mujer rica e inalcanzable, en quien gasta el poco dinero que le queda y por ultimo "La agonía" donde junto a una dulce mujer, ya tarde descubre que la mermante piel, tras habérsele concedido varios deseos, le recuerda a Valentín la cercanía de su muerte. A medida que uno va leyendo, es interesante ver como esta novela traza un paralelismo similar a la que los argentinos hemos padecido en estos diez años de kirchnerato salvaje. El tema principal del libro se centra en el conflicto que plantea el deseo incontrolable de tener una vida llena de placeres, poder y dinero, a cambio de llegar a perder la existencia misma por lograr esos objetivos (¿No le recuerda a alguien que murió hace apenas 3 años?) Poniendo en relieve algunos otros pasajes de la novela, el autor nos cuenta al principio del libro, como el comerciante discute con Valentín "el gran secreto de la vida humana”.
Este secreto consiste en tres palabras, que Balzac expone con mayúsculas: QUERER, PODER Y SABER. El querer, según lo que explica el autor, nos abraza; el poder nos destruye; y el saber nos calma. Sobre el querer, el comerciante intenta advertir a Valentín que la trayectoria más sabia yace, no en el ejercicio de su voluntad o conseguir poder, sino en desarrollar la mente. "Y la locura ¿no es el exceso del querer o del poder?" le pregunta el comerciante a Valentín. Sin embargo, seducido por las posibilidades ofrecidas por la piel, el joven desechó las precauciones y abrazó sus deseos. Después de coger el talismán, declara: "Yo quiero vivir con exceso". Solamente cuando su fuerza vital se agota casi por completo es cuando reconoce su error: "Pensó que el poder, por inmenso que sea, no da la ciencia de saber hacer uso de él... Raphael hubiera podido obrar, y no había hecho nada. El querer (El Talismán) según advierte Balzac, es una fuerza destructiva que intenta adquirir solamente poder a menos que sea templada por el saber. El comerciante representa una antítesis del futuro Valentín, ofreciendo estudios y desarrollo mental como alternativa al deseo consumidor. “La mujer sin corazón” también sirve como modelo de la resistencia a la corrupción del querer, en cuanto ella intenta siempre excitar el deseo en otros mientras que nunca cede al suyo. Y “la agonía”, donde Valentín termina más feliz viviendo en la miseria material de su buhardilla minúscula —perdido en sus estudios y la escritura, con una mujer rica y de buen corazón (Pauline) que se ofrece incluso a sí misma hacia él— subraya la ironía de su miseria al final del libro, cuando está rodeado con los frutos de su deseo material.
En 1830 Honoré de Balzac apenas había comenzado a alcanzar cierto reconocimiento como escritor. A pesar del esfuerzo de sus padres por persuadirlo de que se dedique al Derecho, el joven Balzac anunció en 1819 su deseo de convertirse en autor. En 1831 “La Piel de Zapa” estableció firmemente a Balzac como un escritor de gran importancia en Francia y en el exterior. Su círculo social se ensanchó perceptiblemente, y fue solicitado ansiosamente por varios editores para futuros proyectos.
La novela es muy rica en conceptos e ideas, y permite realizar varias interpretaciones, si uno se deja llevar por la libre imaginación, donde el personaje principal, visto desde diferentes ángulos, nos permite realizar comparaciones en primera y tercera persona. Por ejemplo podríamos decir que El comerciante con su tienda y sus curiosidades representaría la Argentina, un lugar atractivo, con posibilidades de desarrollar su gran potencial, que se transforma a la vez en un gran benefactor, donde nos ofrece la oportunidad de alcanzar un estado de bienestar socio-económico nunca antes visto. Pero al igual que ese comerciante en la novela, en algún momento los argentinos somos advertidos sobre las consecuencias que padeceríamos sin elegimos “el talismán” (no supimos, no quisimos escuchar las advertencias que venían desde Santa Cruz). Valentín representaría la sociedad argentina, que a pesar de las advertencias, estúpidamente elige el talismán el cual promete concederle todos los deseos (trabajo, salud, educación, desarrollo y estabilidad económica, seguridad, buenos salarios, baja inflación, etc.) pero nunca podía imaginar que por alcanzar ese deseo, más tarde pagaría un alto costo (inflación, recesión, inseguridad, caída de reservas, cepo cambiario, Gestafip, vamos por todo). Y finalmente la piel de zapa son los Kirchner, que aparecen colgados en un rincón en “la tienda” donde casi nadie los conocía pero que logran meterse en “la piel” de los argentinos aprovechando el momento justo, en donde todavía el estado anímico alicaído por los avatares del fatídico 2001, no había sido superados. El pecado original de los argentinos, fue no haber estudiado “árabe” para poder traducir la advertencia que traía escrita la famosa piel de zapa de los Kirchners.
“Querer es una fuerza destructiva que intenta adquirir solamente poder a menos que sea templada por el saber” dice el autor. Tanto ella como su difunto esposo, abrazaron la idea de querer ser ricos y poderosos, sabiendo que las condiciones para lograrlo estaban dadas de antemano, gracias al aporte de Eduardo Duhalde.
Como decíamos, desde otro ángulo, también podemos analizar al personaje de la novela a partir de las tres consignas (querer, poder y saber) de las que Balzac menciona, extrapolándolas con la figura de Cristina Wilhelm. Dijimos que el enfoque principal de la novela es una representación realista de los excesos del materialismo burgués. Permanentemente Cristina se jacta de venir de una familia trabajadora, en alusión a su padrastro colectivero. Pero desde muy temprano busco alcanzar una vida llena de comodidades y relajo, convirtiéndose a la burguesía, a la más recalcitrante. Es que pertenecer a ella tiene sus privilegios. Y vaya si los tiene! Basta solo ver la manera como los Kirchner se enriquecieron. “Querer es una fuerza destructiva que intenta adquirir solamente poder a menos que sea templada por el saber” dice el autor. Por supuesto, tanto ella como su difunto esposo, abrazaron la idea de querer ser ricos y poderosos, sabiendo que las condiciones para lograrlo estaban dadas de antemano, gracias al aporte de Eduardo Duhalde. Porque la Argentina comenzaba a levantarse después de la trágica caída en el 2001, y el pueblo con su guardia baja, necesitaba recuperar la confianza en sí mismo. Y que mejor recrear nuevamente la figura de un caudillo que pudiese cautivar los corazones de miles de postergados, víctimas de un neo-liberalismo salvaje que acababa de desaparecer. Había llegado la hora de los pueblos… la hora del populismo… salvaje.
Pasaron diez años y como todo régimen populista una vez alcanzado su apogeo comenzo su caída. Y a pesar de que Cristina habia logrado un 54% de apoyo en Diciembre de 2011, la fábula tonta que nos estuvieron contando todo este tiempo ya no convence. Y como su protagonista en la novela, “la piel de zapa” que ella tomo de “la tienda”, allá por el 2007, se encogió al tamaño de una espiga. Solo que esta vez esperamos que no termine como Raphaël de Valentín, porque antes debe pagar por todo el daño que ocasionaron al país y a sus habitantes, tanto ella como él, al haberles robado 10 años traducidos en atraso económico y decadencia moral. Cristina Wilhelm deberá pagar por los delitos de Incumplimiento a los deberes de Funcionario Público y de traición a la Patria. Ella misma se convirtió en la piel de Zapa de este gobierno, y sabe que ya no puede hacer magia ni conceder mas deseos. Lo duro es que aún le quedan dos años por gobernar. Acaso tal vez Daniel Scioli, que también esta “colgado” en la tienda de curiosidades, este esperando que una “Valentina” moribunda, se le acerque a pedir que se haga cargo del periodo restante. Todo sea para que este gobierno termine de la mejor manera posible. ¿No le parece?
Como en la película “Ay, Juancito”, uno de los personajes del peronismo, Juan Duarte, el hermano de Eva Perón, muestra el ascenso a las altas esferas del poder, y su caída en desgracia producto de la muerte de su hermana. Aquí diríamos, ¡Ay, Danielito!.. no sea cosa que a vos te pase lo mismo por no avivarte en cruzar la vereda a tiempo.
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