TIEMPO
DE ANARQUIA. Febrero de 1974. Antonio Domingo Navarro, teniente coronel, jefe
de la policía cordobesa, se rebela contra el gobernador Ricardo Armando Obregón
Cano y contra el vice gobernador Atilio Hipólito Lopez, más tarde asesinado. La
rebelión termina con el gobierno de la provincia. El gobierno acusa a Navarro
de sedicioso. Navarro acusa al gobierno de haber facilitado la entrada de la
extrema izquierda en la administración de Córdoba. Mientras dura el
enfrentamiento, hay tiroteos, bombas, violencia por parte de uno y de otro
bando. Las calles de la provincia son ocupadas por tropas. Retornan las imágenes
que los cordobeses creían haber borrado de sus ojos para siempre. Vuelven el
miedo y el caos.
Golpe de estado policial: El Navarrazo
Golpe de estado policial: El Navarrazo
El gobernador Obregón Cano,
en una situación de pérdida de confianza a pesar de haber sido designado por
él, el 27 de febrero ordena la remoción del Jefe de la Policía de Córdoba, el
teniente coronel (RE) Antonio Domingo Navarro, ex Jefe de la Policía Militar
del Tercer Cuerpo del Ejército. Pocas horas después las fuerzas policiales se
amotinan en el Cabildo, aduciendo una "infiltración marxista" en el
gobierno. Los ómnibus de la FETAP, ausentes durante días en las calles de Córdoba,
serán parte de las barricadas montadas por los grupos parapoliciales. Así las
cosas, el Gobernador respondió con su exoneración definitiva y puso en su lugar
al Inspector Mayor Rubén Cuello, quien ejercía la subjefatura desde que Navarro
detuviera, días atrás, al ex subjefe, Teniente Coronel (RE) Julián Chiappe. Esa
misma tarde, grupos de civiles habían tomado las emisoras LV2 -La Voz del
Pueblo- y LV3 -Radio Córdoba- y comenzado a emitir comunicados en apoyo al jefe
de la insurrección. Una de las transmisiones sostenía que Navarro representaba
“una garantía de orden” y era “el vehículo necesario para el proceso de
liberación”. En respuesta, el Gobierno difundió la siguiente declaración:
“Antonio Navarro, en franca actitud de rebeldía, lejos de acatar la orden
recibida, engaña a sabiendas a parte del personal policial y, con el apoyo de
pequeños grupos repudiados por la ciudadanía, se rebela, pretendiendo ser
fiscal del gobierno electo por todo el pueblo de la provincia”.
El gobierno nacional, cuyo Ministro de Trabajo se encontraba en la ciudad cordobesa de Alta Gracia asistiendo al Congreso “Normalizador” de la CGT, no actuó en favor de las autoridades locales. Por el contrario, Juan Domingo Perón optó por la prescindencia -"que se cocinen en su propia salsa", dijo-, lo cual en la práctica se tradujo en carta blanca para la ortodoxia peronista, que encontró, en el jefe de la policía, al cabecilla de una asonada de uniformados cordobeses apoyados por comandos civiles, que expulsaron del gobierno a Obregón Cano y a López en la noche del 27 de febrero. Junto a los mandatarios, los sediciosos detuvieron a unas setenta personas que se encontraban en la gobernación. Entre ellos estaban los ministros de Bienestar Social y de Gobierno, Antonio Lombardich y Elio Alfredo Bonetto; los diputados Luis Bruno y Blas García; el presidente del Banco de la Provincia de Córdoba, Julio Aliciardi; el Fiscal de Estado, Juan Carlos Bruera; el director de Prensa, Alejo Díaz Tiliar; y el hijo y secretario personal del gobernador, Horacio Obregón Cano. Acusados por Navarro de “proveer armamento a grupos civiles de conocida militancia marxista”, el gobernador y su vice fueron llevados al Comando Radioeléctrico de la Policía provincial, donde permanecerían cautivos hasta las 17.30 horas del viernes 1 de marzo. El jueves 28 a las 22.00, el presidente de la Cámara de Diputados provincial, Mario Dante Agodino, asumió en forma interina la gobernación. A la misma hora era llevado a cabo un atentado contra el domicilio de Obregón Cano. El sábado 2 de marzo al mediodía, el presidente Juan Domingo Perón anunció su decisión de intervenir la provincia.
El 27 de febrero de 1974, el Jefe de Policía cordobés, teniente coronel Antonio Domingo Navarro, tomó por asalto la Casa de Gobierno de Córdoba y detuvo a las autoridades que once meses antes habían ganado las elecciones con más del 50 por ciento de los votos.
El gobierno nacional, cuyo Ministro de Trabajo se encontraba en la ciudad cordobesa de Alta Gracia asistiendo al Congreso “Normalizador” de la CGT, no actuó en favor de las autoridades locales. Por el contrario, Juan Domingo Perón optó por la prescindencia -"que se cocinen en su propia salsa", dijo-, lo cual en la práctica se tradujo en carta blanca para la ortodoxia peronista, que encontró, en el jefe de la policía, al cabecilla de una asonada de uniformados cordobeses apoyados por comandos civiles, que expulsaron del gobierno a Obregón Cano y a López en la noche del 27 de febrero. Junto a los mandatarios, los sediciosos detuvieron a unas setenta personas que se encontraban en la gobernación. Entre ellos estaban los ministros de Bienestar Social y de Gobierno, Antonio Lombardich y Elio Alfredo Bonetto; los diputados Luis Bruno y Blas García; el presidente del Banco de la Provincia de Córdoba, Julio Aliciardi; el Fiscal de Estado, Juan Carlos Bruera; el director de Prensa, Alejo Díaz Tiliar; y el hijo y secretario personal del gobernador, Horacio Obregón Cano. Acusados por Navarro de “proveer armamento a grupos civiles de conocida militancia marxista”, el gobernador y su vice fueron llevados al Comando Radioeléctrico de la Policía provincial, donde permanecerían cautivos hasta las 17.30 horas del viernes 1 de marzo. El jueves 28 a las 22.00, el presidente de la Cámara de Diputados provincial, Mario Dante Agodino, asumió en forma interina la gobernación. A la misma hora era llevado a cabo un atentado contra el domicilio de Obregón Cano. El sábado 2 de marzo al mediodía, el presidente Juan Domingo Perón anunció su decisión de intervenir la provincia.
El 27 de febrero de 1974, el Jefe de Policía cordobés, teniente coronel Antonio Domingo Navarro, tomó por asalto la Casa de Gobierno de Córdoba y detuvo a las autoridades que once meses antes habían ganado las elecciones con más del 50 por ciento de los votos.
LA
AVENTURA DE SER CORDOBES. El proceso del Navarrazo no termina. Mientras
recrudecen los atentados dinamiteros, los incendios y los ataques de los
francotiradores, Navarro dice: “El presidente de la Nación (Perón) no me pidió en
ningún momento que depusiera mi actitud de rebeldía. Las fuerzas enroladas en
la extrema izquierda iban a provocar un desborde total. El operativo estaba
previsto para el 28 de febrero. La única manera de impedirlo era declararse en rebelión”.
Más tarde se ordenó la captura del teniente coronel Navarrazo. Este se presentó
ante el juez en Abril. Exactamente un año después del Navarrazo fue sobreseído definitivamente.
Un símbolo de los 1035 días de peronismo.
El
movimiento obrero de Córdoba se hallaba escindido entre ortodoxos, legalistas,
independientes y clasistas. Los tres últimos sectores, opositores al Pacto
Social, controlaban gremios de peso estratégico: la UTA, Luz y Fuerza y SMATA,
entre otros. En el resto del país los gremios más poderosos se hallaban en
manos de la rama ortodoxa. El golpe se proponía establecer un mayor control
sobre el conjunto del movimiento obrero y disciplinar a los sectores de
vanguardia en el peronismo. Además de Obregón Cano, también fueron desplazados
entonces Oscar Bidegain -Buenos Aires-, Miguel Ragone -Salta-, Jorge Cepernic
-Santa Cruz- y Alberto Martínez Baca -Mendoza-. Por su parte, Hipólito Atilio
López fue asesinado por la Triple A el 16 de septiembre de 1974. La destitución
por la fuerza del gobernador, abrió un período de inusitada violencia política
en Córdoba que continuó hasta el regreso de la democracia en 1983.
Lo
que vino después
"El
año que siguió a la expulsión del gobernador constitucional de Córdoba fue el
tobogán hacia el precipicio”, acierta el periodista Enrique Lacolla. El primer
interventor que arribó a Córdoba fue Duilio Brunello, quien ejerció esa función
entre el 15 de marzo y el 7 de septiembre de 1974. Lo reemplazó el brigadier
Raúl Oscar Lacabanne, un “halcón” patrocinado por el lopezreguismo que puso en
marcha la represión ilegal en la provincia y sentó las bases del aparato
terrorista mucho antes del golpe de 1976. Navarro resultó condenado por el
delito de sedición, e indultado luego por María Estela Martínez, “Isabelita”.
Atilio López (vice gobernador) fue asesinado por las Tres A junto a Juan José
Varas, ex funcionario obregonista, el 16 de septiembre de 1974, en Capilla del
Señor, provincia de Buenos Aires. Obregón Cano profundizó el vínculo con los
sectores más radicalizados; se exilió en México, donde compartió la dirección
del Movimiento Peronista Montonero con otros referentes históricos como Oscar
Bidegain y Rodolfo Puiggrós. Regresó al país durante la presidencia de Raúl
Alfonsín; fue detenido, procesado y condenado junto a Firmenich y otros jefes
montoneros, e indultado durante la gestión de Carlos Menem. En la actualidad,
con 95 años cumplidos, reside en la ciudad de Buenos Aires.
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