Según el
psicólogo suizo Carl Jung, “En la imagen
histórica del Ouroboros está el pensamiento de devorarse a uno mismo y
convertirse en un proceso circulatorio. Este proceso de la regeneración es al
mismo tiempo un símbolo de la inmortalidad, puesto que el Ouroboros se mata sí
mismo y se trae a la vida, se fertiliza y se da a luz”. Esto a muchos nos
parecería una casualidad comparativa con una forma de hacer política en nuestro
país. En efecto, resulta sorprendente ver como a lo largo del tiempo el
peronismo ha conocido el momento justo de “fagocitarse” asimismo para luego
vomitar una nueva corriente con liderazgo político, que sepa aglutinar a los
que por desengaño, conveniencia o porque entendían que era hora de abandonar el
barco, dejaron un proyecto anterior para
reinsertarse en uno “nuevo y renovado”,
pero que siempre resulto estar alimentado por las misma practicas e ideas de origen.
Esta similitud entre el mito y el
peronismo, refleja lo que siempre sucedió en el país toda vez que este
movimiento popular gobernó la Argentina. Después de la muerte de su líder
indiscutido, los peronistas no pudieron encontrar el rumbo para tomar la iniciativa y volver a ser gobierno, ni siquiera en el 83 con
la vuelta de la democracia. Con la derrota electoral de ese año atribuido a la
inapropiada quema de un féretro
representando a la UCR ,
allí se vio claramente el gran vacío que causaba la ausencia de liderazgo el
cual necesitaba ser ocupado por un dirigente que fuera capaz de “encandilar” a
las masas tal cual lo había hecho Perón, en sus años de oro. Las peleas
intestinas en el partido, que siguieron durante los años de gobierno de Alfonsin,
fue dando lugar a la aparición de una figura carismática, que si bien no era
del agrado del arco más reaccionario del peronismo, se fue ganando la simpatía
de las mayorías y de una parte del sindicalismo con el apoyo de Rodolfo Daer,
representante de la CGT San Martín, ya que en el
89 la central obrera se había dividido en dos, mientras que en la de Azopardo
seguía al frente Saúl Ubaldini. La Serpiente Ouroboros
acababa de dar a luz a un nuevo líder que iniciaría un camino diametralmente
opuesto a lo que fuera la doctrina del peronismo de la primera hora. Su nombre,
Carlos Saúl Memen. Su mensaje, La Revolución Productiva. Luego más tarde, pudimos entender que todo lo
que hizo no era lo que había prometido durante su campaña, y que su frase
“Síganme no los voy a defraudar” hoy retumba en los oídos de los ciudadanos como
un slogan lleno de hipocresía, que la mayoría de los políticos argentinos ocultan.
"La similitud por sus patillas con las del "Tigre de los LLanos" -Facundo Quiroga- le permitió forjar una imagen singular, que de a poco fue tomando fuerza hasta convertirse en el dirigente carismático que el peronismo estaba necesitando"
La esencia del
peronismo se caracterizó siempre por la figura de un caudillo como conductor.
La imagen del padre en la que el pueblo necesito reflejarse y confiarle los destinos de su nación, la encontraron en Juan
Domingo Perón y a partir de allí el ciudadano relego su protagonismo como
individuo a ejercer sus derechos de realización y progreso por sus propios
medios, dejando que el estado le dé una
dadiva para alcanzar su bienestar general, como es característico de las
políticas populistas en el mundo. El Caudillismo es un fenómeno político y
social que surgió en el siglo XIX en Latinoamérica, y consiste en la llegada en cada país de líderes
carismáticos cuya forma de acceder al poder y llegar al gobierno esta basada en
mecanismos informales y difusos de reconocimiento del liderazgo por parte de
las multitudes, que depositan en "el caudillo" la expresión de
los intereses del conjunto y la capacidad para resolver los problemas comunes.
El caudillismo fue clave para la dictadura y para las luchas entre los partidos
políticos del siglo XIX. El poder de los caudillos se basa en el apoyo de
fracciones importantes de las masas populares. Este apoyo popular se torna en
su contra cuando las esperanzas puestas en el poder entregado al caudillo se
ven frustradas, y así se decide seguir a otro caudillo que lograra convencer de
su capacidad de mejorar el país o la provincia. Esto da cuenta como el mito de
la serpiente para el caso de la
Argentina , encaja en el proceso constante y permanente de
reincidencia, es decir, volver a darse una y otra vez los mismos ciclos –en
nuestro caso, cometer los mismos errores- con la búsqueda de un caudillo
encargado de conducir los destinos de la nación.
Otro hecho que vuelve a reflejar
este proceso sucede tiempo después, luego del fatídico 2001. Tras haber
transcurrido en cuestión de días el paso de cinco presidentes, Eduardo
Duhalde asume la Presidencia de la Nación el 1° de enero de
2002 elegido por la
Asamblea Constituyente.
Así fue como luego, de su mano y tras un “acuerdo” para que Menem se
bajara de su candidatura en el balotaje de las generales de 2003, con apenas un
tibio 22% del padrón electoral, una figura
prácticamente desconocida para los argentinos, asume la primera
magistratura del país. Su nombre, Néstor
Carlos Kirchner, un ex gobernador de Santa Cruz, con un incipiente perfil de
liderazgo que cambiaría otra vez, el rumbo de los acontecimientos. Claro que
aquí podríamos decir que lo mas propicio que se dio fue la trama que
encierra el film de Bergman “El huevo de
la Serpiente ”,
porque todo lo que vino después –luego del veranito económico 2004-2007- mostró
que el verdadero propósito de los Kirchner, era crear un capital de amigos que le permitiera un crecimiento patrimonial descontrolado, que tenia origen en los retornos por los subsidios entregados a empresas amigas, al tiempo de lograr perpetuarse en el poder, iniciando el proceso de auto-sucesión del matrimonio, que comenzó con la
instalación de la candidatura en el 2007 de Cristina Wilhelm, como primer paso
de un largo periplo a ser re-elegidos entre ellos mismos.
"EL" no era muy conocido entre los tantos dirigentes políticos que desde tiempo atrás, venían pelando por tener su busto en la Rosada. De la mano de Duhalde, tuvo la oportunidad de convertirse en presidente y continuar la tarea de transformar a la Argentina en un país con expectativas de crecimiento y desarrollo.
Pasaron mas de
cinco años y Wilhelm obtuvo su primera re-elección gracias al fraude cometido
por INDRA, denunciado en varias
oportunidades por distintos sectores de la sociedad. A pesar de su gran
esfuerzo psíquico y físico (no olvidemos que esta señora padece de Bipolaridad
y también algunas fuentes no desmentidas, afirman que tiene cáncer encefálico),
su perfil de líder no ha logrado aglutinar detrás de su figura a todo el arco
peronista, incluido una gran parte del mundo sindical. En contra posición a la
transversalidad que su difunto esposo había creado para sumar a las filas de
Frente Para la Victoria políticos adeptos tales como de la
Unión Cívica Radical , Cristina Wilhelm a sabido inyectar odio y divisionismo
alimentados por una ideología basada en la permanente confrontación y
descalificación a todo aquel que se pronuncie en contra del gobierno o
simplemente, porque piense diferente.
Curiosamente en el horóscopo chino, este año 2013 es el año de la “Serpiente de Agua” y Cristina Wilhelm es “serpiente de agua”, dentro de esta astrología milenaria. Según nos cuenta una famosa astróloga argentina, "Cristina es serpiente de agua, por eso este es su año. Es el signo para los chinos que se renueva cada 60 años, cuando volvés a tu año, y se sabe que puede ser el peor o el mejor año de tu vida, eso según el karma que tengas. Para los orientales, el karma son las acciones, pensamientos y lo que vos generás en tu vida. O lo saltas al karma o lo acumulás".
¡Clarísimo... como el agua! Si nos guiamos por sus
actitudes de desprecio y frases con sorna a las que nos tiene acostumbrados, se
podría decir que los argentinos “estamos condenados al éxito”. La ironía del
destino nos vuelve a desafiar a través de estos “iluminados ideológicos”
concebidos por el mito del Ouroboros, en que país los argentinos vamos a querer
vivir los próximos años.
En estas elecciones de medio término el
Cristi-Kirchnerismo sabe que se juega la última carta para poner en práctica
varios temas pendientes del manual del “Vamos por Todo”. La reforma de la Constitución , es uno
de sus más ambiciosos proyectos y para tener campo orégano, el oficialismo
deberá sortear muchos obstáculos de por sí, ya muy complicados, debido al gran deterioro
que están mostrando los números de la economía.
En 2013, exactamente el 10 de febrero, comienza el año de la “Serpiente
de Agua”. Inteligente, intuitiva y ambiciosa, la boa sabe muy bien lo que
quiere y no para hasta conseguirlo. Habrá que seguir muy de cerca los pasos que
dará Cristina Wilhelm en un año donde se define el destino de su gobierno y el de
todos los argentinos.
Cristina Wilhelm podría ser la nueva líder renacida
del proceso del mito de la serpiente en el peronismo, pero justamente ese es el
signo político que comenzó a vaciarle de contenido al Kirchnerismo a partir de
la muerte de su gestor. Poco a poco muchos peronistas están migrando de las
filas K ante la intolerancia y prepotencia con que la viuda insiste con su estilo
de gobierno, lejos de la cintura política que “El Furia” sabia aplicar cuando
no encontraba consenso para llevar adelante sus ideas. ¿Obstinación? ¿Convicción?
¿Locura? ¿Estupidez? Sabrá Dios que pasa por la mente de esta mujer, que además de soportar el peso de la
soledad que provoca su viudez, con su interminable luto como imagen del extenso
y costosísimo vestuario que arrastra por el mundo como símbolo del oscurantismo, nos hace padecer con resentimiento y risotadas burlescas la noche mas
larga y fría que jamás se tenga memoria en nuestro país. Ella, "la serpiente astuta y seductora", no permite que nos abramos a la luz y
comencemos a dar vuelta este proceso de decadencia y putrefacción que este régimen
piensa consolidar en estos próximos comicios, entregándonos como nación soberana al régimen
comunista con centro de operaciones en la Habana , tal cual lo hiciera con Venezuela, el líder
traidor bolivariano antes de emprender su -¿ultimo viaje?- a esa capital.
Este podrá ser “Su” año. Tal vez, aferrada a ese designio se mantenga protegida
con ropaje oscuro, pero a nosotros los co-propietarios de este gran consorcio
que es la Argentina ,
que ha confiado su administración correcta a quienes demostraron ser una
verdadera asociación ilícita que por destino o castigo la encabeza una “serpiente de agua”, no deberá ser la única
opción que volvamos a tener en una próxima contienda electoral, siempre y
cuando llegue a celebrarse. No dejemos otra vez, que el mito de la serpiente
Ouroboros vuelva a “parir” un nuevo dirigente y dejemos que se transforme en un
nuevo caudillo.
El desarrollo económico de un país y el estado de bienestar de sus habitantes no deben depender del capricho ideológico de quien tiene la responsabilidad de gobernar para todos sus habitantes por igual. Pero también es nuestro deber y responsabilidad como ciudadanos marcarles los limites a aquellos dirigentes que se crean “mesiánicos o salvadores”, porque ellos son “inquilinos” temporarios puestos en cargos públicos gracias al voto popular, que deberán honrar durante su paso por el estado, despojados de todo interés personal o sectario.
El día que nuestra Patria Argentina comience a ser
gobernada por esta clase de funcionarios, habremos crecido intelectual y
espiritualmente, y podremos decirles a nuestros hijos y nietos que hubo un
tiempo de “caudillos y encandilados”, que un día vieron al futuro pasar por
estas tierras, y éste les volvió a dar una ultima oportunidad para corregir y
enterrar definitivamente, una Argentina perdedora y arrasada por un pasado
fracasado e ideologizado, que quiso adueñarse de sus sueños, pero gracias al
despertar a tiempo de muchas conciencias, La Republica volvió a nacer
y hoy su faro resplandece entre las grandes Naciones del mundo.
1 comentario :
Muy buen blog, muy buen análisis, y elegí este para hacer el comentario. Cuando en febrero comenzaba el año de la serpiente, escuchando a los que dicen, estaba que Lanata era signo rata, y que la serpiente se lo podía comer si no pasaban ciertas cosas. No soy creyente de estas cosas, pero si veo que coincide con el aspecto político de la situación. Para sobrevivir al período, la serpiente tenía que cambiar la piel (gabinete? entorno?) cosa que no hizo. Y así la circunstancias la llevaron a colapsar, cambó su piel por su interior, o sea quedó desnuda, enferma, sin cobertura. Y la rata huyó, y quedó a salvo. Mientras tanto en la Argentina, el síntoma hacia el final, de querer cambiar la piel es evidente. Esta crisis que emerge hacia fines de años, calendario y solar chino, pone sobre la calle ardiente, la decisión si el pueblo, la gente está al tanto que tiene que generar el cambio que el gobernante no pudo hacer. Estoy como vos, no tan solo, porque creo que hay sinergia, pero la lucha es la misma. La mia va mas allá. contra el nuevo orden. Saludos
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