Ni
los mas de 10 paros que el entonces Secretario de la CGT -Saúl Ubaldini- le hiciera
durante su gobierno, pudieron hacer que cambiara su pensamiento y menos aun
rendirse frente al poder sindical al que tantas veces el propio Alfonsin había
denunciado durante su campaña, de haber pactado con los militares durante la
dictadura. Fue en mayo de 1983, luego que se filtrara un informe confidencial
de la Embajada
estadounidense fechado en abril del mismo año, donde aseguraba que
"(Lorenzo) Miguel y otros sindicalistas se habían reunido regularmente con
oficiales de las Fuerzas Armadas en los últimos tiempos". Este era uno de
los 4.577 documentos que fueran desclasificados durante aquellas semanas por el
gobierno norteamericano. A pesar que luego varios gremialistas se forzaron por
desmentir la existencia del supuesto pacto, la credibilidad de éstos se resquebrajó
e intentaron contraatacar al ascendente dirigente radical acusándolo de ser el
"candidato de la Coca
Cola ", que era una forma de indicar que se trataba del candidato
apoyado por Washington.
Sin
dudas se trato de un hombre que sabía que el desafío de conducir los destinos
del país, le iba a traer más de un dolor de cabezas. Que los problemas a
afrontar no era solo el sindicalismo verticalista que había quedado huérfano de
su líder, o el reclamo de la aparición con vida de los desaparecidos, o la
inflación, o la pobreza estructural, o la educación, cuantas cosas mas…
Pero a pesar de ello, no cejo en su lucha por alcanzar la primera
magistratura del país, porque sabía que ese era su momento en la historia de la Argentina. Un país con tantas
heridas juntas, que necesitaba cicatrizar y que nunca antes había tenido.
"Conocia muy bien los desafios que le esperaban, y no dudo en tomar el toro por las astas, ya que la Patria necesitaba que alguien como él la sacara de la larga y oscura noche en la que los años de la dictadura la habian sumergido"
Fue
así como una de las principales decisiones políticas propias de un estadista
ilustre, fue la de llevar a los genocidas militares frente a los estrados de la
justicia, ofreciéndoles al principio la oportunidad de que sean sus colegas de
armas quienes condenaran a los dictadores, dando ellos mismos un gesto
reparador y de autocrítica frente a la sociedad. Pero a los pocos meses la
causa debió pasar a la justicia civil por la lentitud y ambigüedad de la
militar, sin perjuicio de que pudieran defenderse
con las leyes del derecho; el mismo que ellos tantas veces violaron con las
atrocidades cometidas a las victimas durante la dictadura. El 15 de diciembre
de 1983, a
solo 5 días de su asunción, el Presidente Raúl Alfonsin decreta el juzgamiento a
las Juntas Militares y a las organizaciones guerrilleras. Para complementar
esta investigación, envía varios proyectos a fin de reformar la Justicia Militar
1 y crea la Comisión Nacional sobre la Desaparición
de Personas (CONADEP). La comisión debía investigar y organizar las
pruebas que presentaría el Estado en el juicio.
El
resultado de toda esa investigación fue entregado a Alfonsin el jueves 20 de
septiembre de 1984, luego de un discurso de Ernesto Sabato. El voluminoso
informe final, de varias carpetas, registraba la existencia de 8.961
desaparecidos y de 380 centros clandestinos de detención. Así mismo,
la detallada descripción realizada permitió probar la existencia de un plan
sistemático perpetrado desde el gobierno mismo, siendo efectivamente clave para
el Juicio a las Juntas. Este informe final fue publicado en forma de libro bajo
el nombre de Nunca Mas. Ese título fue elegido a partir de la propuesta de
Marshall Meyer porque era el lema utilizado originalmente por los
sobrevivientes del Gueto de Varsovia para repudiar las atrocidades nazis.
"Fue como el Tesoro mas preciado de su gestion: el informe de la CONADEP entregado por el ilustre escritor Ernesto Sabato, marco a fuego uno de sus mas elocuentes actos de gobierno, que quedaran para siempre en la memoria de todos los argentinos"
Pero
cuanta ambigüedad y tristeza nos produce ver aquellas imágenes tan elocuentes,
como el momento de la entrega del informe de la CONADEP , a cargo de
escritor Ernesto Sabato. Trazando un paralelismo entre aquellos años y estos,
uno no deja de sorprenderse como los gobiernos posteriores al de Alfonsin, se
encargaron de desmantelar y acomodar esta “Obra sublime” a los intereses espurios
de sus gestiones, en particular la de los Kirchner, que en forma astuta y perversa
la convirtieron en el emblema de la defensa de los derechos humanos, con la
cual supieron tejer una estrategia haciéndoles creer a los movimientos sociales
su apego y compasión, a quienes también lograron convencer que la salida de la
pobreza estaba en el Modelo, y que solo ellos –Los Kirchner- eran los únicos
que les garantizaban la defensa de sus derechos y el acceso a un estado de
bienestar y prosperidad. ¡Cuanta hipocresía toda junta!
A cuatro años de su desaparición fisica, un 31 de Marzo de 2009, el periodista Pepe
Eliaschev escribia:
Ha muerto el Dr. Raúl Alfonsín. Su vida
ha sido un ejemplo de civismo. Su compromiso con las buenas causas de la Nación inclaudicable: la
defensa de la persona humana; la lucha contra la dictadura; la defensa de la Libertad ; de la Igualdad ; de la Democracia y de la República. Fue
también un ejemplo de austeridad republicana, de consecuencia con las ideas; de
militancia partidaria comprometida. Fue valiente y cumplidor con la palabra
empeñada. También fue ejemplo de renunciamiento. Raúl Alfonsín se ha ido de la
vida física, pero permanece en cada uno de nosotros como un ejemplo que
continuaremos en nuestros discípulos, en nuestros hijos y en nuestros nietos. El
Doctor Alfonsín entra en la Historia Argentina por la puerta reservada a los
Grandes.
"No se puede negar que hasta en el momento mas conmovedor de su ultimo adios, el pueblo todo pudo despedirse de él, viendolo reposado en su feretro. Un privilegio del cual muchos otros argentinos no tuvieron, cuando quisieron dar su adios a Nestor Kirchner".
Como
encontrar las palabras justas que expresen la idea de un hombre que a través de
sus efusivos discursos, nos inyectaba el “virus de la emoción y la esperanza” para
contagiarnos y hacernos entender que otra Argentina era posible…
Como
imaginar sus primeros días de gobierno donde tenía que asumir con absoluta
responsabilidad, la tarea más difícil de encauzar los destinos de un país, que
venia de transitar por los oscuros años de una salvaje dictadura militar…
Como
pretender que de la noche a la mañana y por arte de magia, El podía borrar de
un plumazo todos los problemas sociales y económicos, que se habían acumulado a
lo largo de décadas y que ningún gobierno anterior había podido superar, para
que así los argentinos tuvieran la
posibilidad de alcanzar un estado de bienestar y progreso…
El
19 de abril de 1987 el presidente Raúl Alfonsín saludó desde el balcón de la Casa Rosada a la
multitud, que llenaba la plaza de Mayo desde hacía días. Miles de manifestantes
estallaron en un estruendo de aplausos y gritos al momento de escuchar la
celebre frase, ¡Felices Pascuas! La
Casa esta en Orden y no hay sangre en la Argentina…
Y en verdad muchos dudaron de que pudiera lograrlo,
porque lo suyo era una tarea titánica la que tenia por delante, casi imposible
de concretar, que no le daba tregua ni respiro. Pero su vocación de demócrata y
su firme convicción de que podía “torcerle el brazo” al destino, poniéndole una
bisagra a una Argentina llena de fracasos y de desencuentros, hizo que tomara el toro por las astas y asumió el desafío
de poner en marcha una idea que permitiera a los argentinos, recuperar un
"activo" tan preciado y casi olvidado: inaugurar un periodo de 100
años de Democracia con plena libertad de expresión, sin sectarismos ni cesura.
Y
a pesar de haber luchado contra viento y marea, contra algunos sectores que se oponían
a sus políticas de gobierno, el esfuerzo y la dedicación que su misión le
demando, no fue en vano. Porque gracias a ella y a tantas otras conquistas mas,
permitieron que los argentinos recuperásemos la dignidad como pueblo y como nación
ante el Mundo. Por todo lo que demostró su conducta de hombre de bien,
despojado de intereses personales, defendiendo siempre la ética y la moral por
sobre todas las cosas, en este humilde y
sincero homenaje le decimos ¡Gracias, Dr. Raúl Ricardo Alfonsin! Sin dudas, “El
Padre de la Democracia
recuperada”.
"Raul Alfonsin. Un hombre que tuvo una Idea clara: inaugurar un periodo de 100 años de Democracia con plena
libertad de expresión, sin sectarismos ni cesura."
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